
La Guerra del Fuego
Dirección: Jean-Jacques Annaud.
Año: 1981.
Género: Aventura, Prehistoria, Fantástico.
21/03/2015
A modo de introducción cabe anotar que la película como fuente educativa de la prehistoria, teniendo en cuenta el desarrollo actual de las ciencias y la historia en sí, no es nada veraz, pues en ella incurren anacronismos como la coexistencia de homo sapiens, neandertales y homo erectus, –este último se sabe que no habitó siquiera Europa, lugar en el que se desarrolla la película-, clichés, como la forma bestial de los personajes, contradicción con lo ahora comprendido como logro de los humanos de hace 80.000 años y más importante aun, el desconocimiento del cómo crear fuego que denota la trama entera, cosa que es cancelada por datos actuales que señalan que la independencia del hombre para crear éste se sitúa hace millón y medio de años. La intención de éste trabajo será intentar dejar atrás todas estas fallas, en especial las de los tiempos y las diferentes especies de homínidos para enfocarse en la relación entre la cinta y los documentos “Lenguaje y realidad: el origen de lo humano” y “Perspectiva filogenética” de Humberto Maturana, ambos, indicadores del devenir humano y expresamente de la semiótica y el lenguaje, a través de ejemplo específicos de escenas en la película “La guerra del fuego/ The quest for fire”.
La capacidad/logro del hombre de convivir en sociedad se ve desde la primera escena, donde en una cueva con el calor que irradia una fogata yace dormida la tribu entera, al igual la organización de la misma, ya que hay un “centinela” guardando el sueño de los otros y más importan, la guardia a su fuego, a la hora de comer, todos comen de lo cazado pero con la condición de que primero lo hace el “poderoso” y “líder”, el aseo es otro aspecto importante, se ven a varios individuos acicalándose y a otros en el agua limpiándose.
Los sentidos y reflejos se ven agudizados, “huelen" el peligro, al acercarse un intruso, no sólo sale uno a ver qué pasaba sino varios por el mismo afán de supervivencia y recelo de lo propio. Algo importante que se nota desde el principio es la necesidad de comunicarse entre ellos, con sonidos y gestos, aunque repetitivos, al parecer lograban hacerse entender.
Los instintos animales, claros en la escena donde un macho ve a varias hembras solo cubiertas por pieles de animales en la parte superior del cuerpo y se abalanza sobre una de ellas para copular, son incontrolables, cabe anotar que éste acto se hizo como lo hacen los perros –la hembra dándole la espalda al macho, en cuclillas y sin la aprobación de la hebra-.
Las emociones entran al momento de la guerra y con ésta, la estrategia. Al momento en que es atacada la tribu por otra especie homínida, el miedo se siente y consigo, la rabia y el deseo de vivir. Mientras la especie atacante ya había estudiado la zona y creado trampas con lógica, la tribu atacada se monta en armas de madera previamente manufacturadas y se apresura a la lucha por la defensa de su fuego. Al finalizar la lucha, se encuentran tristes por la posibilidad de haber perdido el fuego, pero al ver a uno llevándolo en sus manos, se emocionan y comienzan a gritar, cosa que no para pero esta vez con desesperación al ver su fuego apagándose por el agua del río al que fueron a parar huyendo de sus acechadores, cosa que desordena al grupo y da puerta a la lucha interna.
La comprensión del entorno y la situación demuestran las capacidades mentales de estos hombres, como el entendimiento de que hay problemas, de que alguien ha muerto, de quién hace parte de su tribu o su especie, de que alguien hace algo malo para el individuo o la tribu. La repulsión al canibalismo por la tribu central de la historia puede demostrar un desarrollo en el sentido moral así como también lo hace: la inclusión de una hembra de otra especie más avanzada –homo sapiens- a un grupo de tres machos por los conocimientos que ésta ostenta y el respeto por lo majestuoso de la naturaleza, como las montañas y los animales grandes. El sentido del humor, aspecto nunca antes experimentado por la tribu, florece ante el dolor ajeno. A uno le cae una roca en la cabeza y frente a esto, la hembra avanzada ríe con tanta euforia que contagia a los otros a hacer lo mismo y ésto fue entendido en la situación y no por casualidad.
Los sentimientos, como el amor de la hembra –homo sapiens- hacia uno de los machos de los tres enviados a recuperar el fuego –el líder- hacen que cambien ciertas cosas, la más significante sería el cambio de posición al momento de copular, ya que en una escena, el coito se hace frente a frente y lentamente, indicando cariño, afecto y en términos actuales “hacer el amor” en búsqueda del placer y no de instinto reproductivo. Los abrazos y las caricias hacen del sentir algo físico. El aprendizaje, como resultado de la comunicación dio a la tribu central el poder de independizarse de los fenómenos naturales para la creación del fuego, así valiéndose de sus propios medios convertir el fuego en herramienta y no como milagro.


En conclusión, la comunicación es la base de lo humano, contando con sonidos, gestos y signos, el avanzar del hombre desde tiempos ancestrales no ha cesado ni lo hará. La comprensión del universo es la razón humana y comunicación es único medio.