16/02/2015

Cómo odié ese niño Moncho. La verdad no sé por qué lo odié tanto pero tal vez no lo estaba odiando a él, sino a lo que este representaba. Esas nuevas sociedades que están abiertos a los nuevos discursos. Más lo odié cuando también representó la traición. Esa traición mutua entre este niño y Don Gregorio quienes en supuesto soñaban con una generación libre en medio de lo que estaba viviendo España en esta época. Odié las transiciones de cámaras que imitaban a Star Wars, o ella lo imitó de      La Lengua De Las Mariposas.

Vi la película casi al amanecer y sé que me quedé dormido un largo tiempo, pero luego al despertar la volví a empezar porque me sentía con más energías. Odié la ternura de ese niño que hace pensar que la sublevación es débil o que simplemente la inocencia representa la lucha y para mí no es así. Esa inocencia hace la debilidad y el no querer ir a la escuela porque no te quieren pegar me recordó algo de mi infancia donde le cagué por completo la vida a un compañero el cual también era asmático y que ahora me llama amigo.

Crecer libre en España dependía de cómo iban a ser educados estos niños y si tenían la capacidad de diferenciar uno al otro. Al momento de diferenciar se puede estratificar y señalar… es que en serio, cómo odié esta película que sinceramente ya me da pereza escribir más. Ser asesinado por incompetentes que no aceptaban tu ley, tu forma de pensar, tu forma de enseñar. ¡Tilonorrincos! ¡Espiritrompas!